lunes, 13 de abril de 2015


La dicha que las palabras nunca se apaguen.
Hasta siempre, Eduardo.



jueves, 19 de marzo de 2015

"Leamos y bailemos. 
Estas dos diversiones no harán nunca daño al mundo". 

Voltaire.

lunes, 23 de febrero de 2015

CUÁL 
ES
TU
NORTE? 

lunes, 2 de febrero de 2015

La gente perfecta, los lugares exactos, la naturaleza más sabia que creí conocer y el aire más puro que jamás supe sentir.
Viajas para disfrutar y disfrutas viajando. 
El pasto, las piedras, la tierra y la ceniza.
El agua y el sol, el calor intolerable y el frío penetrante.
La plenitud se alcanza cuando uno hace lo que quiere y con la gente que quiere: el destino quiso que las personas y los paisajes se dispongan de tal manera para alcanzar la gracia eterna en un viaje soñado. 
La felicidad se parece a esto.
Sentir es estar vivo.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

La perfecta descripción de cómo entiendo mi vida. 
La eterna transformación, la metamorfosis constante...
Así vivo, así viví el 2014: año completo, lento pero intenso si los hubo.
Soy feliz y estoy enérgicamente positiva: así recibo el nuevo año y así espero que todos lo reciban.
Den y reciban, amen, modifiquen como les guste, sonrían y bailen. Feliz 2015.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

"La lluvia sabe porqué". María Fernanda Heredia.


miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿No querés sentarte a unirme las pecas y los lunares de la espalda?
¿No querés acostarte al lado mío hasta 
que nuestra respiración se haga una?
¿No querés mirarme dormir?





martes, 21 de octubre de 2014

12


Se miran, se presienten, se desean, 
se acarician, se besan, se desnudan, 
se respiran, se acuestan, se olfatean, 
se penetran, se chupan, se demudan, 
se adormecen, despiertan, se iluminan, 
se codician, se palpan, se fascinan, 
se mastican, se gustan, se babean, 
se confunden, se acoplan, se disgregan, 
se aletargan, fallecen, se reintegran, 
se distienden, se enarcan, se menean, 
se retuercen, se estiran, se caldean, 
se estrangunlan, se aprietan, se estremecen, 
se tantean, se juntan, desfallecen, 
se repelen, se enervan, se apetecen, 
se acometen, se enlazan, se entrechocan, 
se agazapan, se apresan, se dislocan, 
se perforan, se incrustan, se acribillan, 
se remachan, se injertan, se atornillan, 
se desmayan, reviven, resplandecen, 
se contemplan, se inflaman, se enloquecen, 
se derriten, se sueldan, se calcinan, 
se desgarran, se muerden, se asesinan, 
resucitan, se buscan, se refriegan, 
se rehúyen, se evaden y se entregan. 



Oliverio Girondo.

jueves, 16 de octubre de 2014


viernes, 3 de octubre de 2014

La vida tan bipolar, 
tan efímera 
y veloz... 
Sentirse eterno.
Sentirlo, vivirlo.
Y buscarlo y desearlo,
y sentirse deseada.
Y no...
Volver a conocerse,
desearse,
amar.
Su olor, su movimiento.
El aire,
la respiración.
El deseo,
la lujuria, el amor.
¿El amor?
Sonreír, imaginar.
Que llueva, 
el olor a pasto, a tierra mojada, 
a verano.
Reconocerse,
desear de nuevo.
Sentir que todo se va.
Se va.
Y vuelve.
En espiral.

jueves, 2 de octubre de 2014

"(...) Luego reflexionó que la realidad no suele coincidir con las previsiones; con lógica perversa infirió que prever un detalle circunstancial es impedir que éste suceda. Fiel a esa débil magia, inventaba, para que no sucedieran, rasgos atroces; naturalmente, acabó por temer que esos rasgos fueran proféticos. (...)"

Borges, en El milagro secreto.

lunes, 25 de agosto de 2014


Y alegrarme cuando a mis seres queridos les va bien.Y preocuparme cuando les va mal.

Y sentir que uno está para los demás como los demás están para uno.

Y vivir acompañado, en las buenas y en las malas.

Y tener los amigos que la vida puso en el camino para no entender la soledad.

lunes, 21 de julio de 2014

Qué lindo se siente pensar en la felicidad. Qué lindo es parar para pensar y dejar que el tiempo siga corriendo mientras tu cabeza está frenada, flotando en el eter, pensando en la nada. Qué lindo es sentirse acompañado y llorar de emoción. Qué lindo es tener los amigos que uno quiso y esperó toda la vida. Qué lindo elegir con quien pasar el tiempo, qué lindo es reír. Qué lindo es sentir que todo está bien, en orden, en calma. Qué lindo sentirse pleno. 
Me estalla el alma, soy muy feliz. 

martes, 15 de julio de 2014

Y hay días en los que me siento una mierda. Y hay otros que no.
Y hay días en los que siento que tengo todo y que no puedo pedir más; hay otros que me falta todo.


jueves, 8 de mayo de 2014

Madurar es correrse de la situación de confort y relajo en la que te situaron al nacer. Madurar es poder ver los defectos para que perduren en la crianza de tus próximos hijos y nietos. Madurar es poder llorar y distinguir el porqué de las conductas que existen en tu casa desde que naciste. Madurar es sentirte distinto. Es reconocerte diferente, es poder ver tus defectos a causa de una educación que forzó a ser alguien que no eras.
Madurar es salir del molde, romper esquemas, no continuar con lo impuesto, correrse del mandato familiar. Madurar es ser uno mismo.

sábado, 12 de abril de 2014

Creer en uno mismo. 
Saberse confiado.
Sentirse lindo.
Seducir.
Pisar fuerte.
Crecer.
Aceptar los defectos.
Mostrar las virtudes.
Sonreír.

sábado, 5 de abril de 2014

La lluvia limpia, borra, olvida y aleja pero también acerca, abraza, besa y enamora...
Ojalá no existieran las sequías y siempre la piel esté humedecida por las gotas.
Sólo hace falta cerrar el paraguas y mirar para arriba, sentir cómo la cara se moja y las penas se van de a poquito; correr el escudo, mostrarse transparente.
La lluvia me hace feliz: ojalá todos los días fueran lluviosos.

Quererme como soy.

Hay veces que ser lo que uno es, no alcanza; no alcanza para mi propio yo, no me alcanzo, no me encuentro.
Quiero ser distinta pero soy lo que soy. ¿Me conformo o busco más? 
Tengo todo para ser feliz, no entiendo...

martes, 18 de marzo de 2014

En algún momento te das cuenta cómo realmente eras y qué era lo que te gustaba hacer y qué era lo que no. Y en algún momento sentís que llegas tan al fondo que encontrás tu esencia.
Y hay veces que vale la pena llorar para reír.
Y hay veces que uno siente cosas que jamás había sentido y vive tan fuerte que da adrenalina.
Y no entiendo cómo no me dí cuenta antes. Tal vez era éste el momento... Para sonreír y no querer nunca perder la sonrisa y alegrarse que haya gente que te sostuvo cuando estabas mal y gente que sigue ahí para que la contagies ahora que estás bien...
Y vivir con amigos que son hermanos y con hermanos que son amigos.
Y disfrutar de lo inmaterial y que la lluvia te pegue en la cara.
Y bailar hasta sudar como si nadie te estuviera mirando.
Y aunque tenga ganas de llorar porque la angustia aún me invade, me siento como hacía tiempo no lo hacía: tan TAN bien conmigo que me asusta.

jueves, 26 de diciembre de 2013


Hablemos de la cobardía.
No hacer algo que uno quiere, ¿es de cobarde?
Si no escribo porque no quiero que nadie me lea, ¿soy cobarde? 
Si no quiero cambiar de canción, si no quiero dejar de escribir, si no quiero tomar ninguna decisión, si no quiero guiarme por lo que mi corazón está gritando, si no quiero abrir los ojos por miedo... 
Apoyo fervientemente ser feliz a pesar de todo, encontrar las cosas buenas, ver el lado lleno a la vida pero si no lo puedo llevar a la práctica entonces de qué me sirve.
Soy cobarde. Me siento un perro mojado abajo de la lluvia de verano: la que no refresca, la que moja, molesta, llena todo de rico olor y te deja tirado en el medio de la nada, pensando qué hacer, anticipándose al viento. 

jueves, 31 de octubre de 2013

No sé por qué pero la angustia me hace vomitar palabras. La tristeza me provoca escribir, me abre la cabeza, me pide a gritos que escriba, que cuente, que descargue...
El cerebro me funciona a mil, me pide que no pare un sólo segundo, que viva a mil, que esté activa todo el tiempo, que escriba, que baile, que cante, que escuche, que lea, que llegue al fondo.
Qué mal me siento, qué mal, qué culpa siento al fondo, que ganas constantes de llorar. Qué ganas de estar acompañada y qué sola estoy, sola al fondo.
Lo blanco se volvió negro. Un sólo segundo y todo se vuelve negro. Pero mañana va a ser blanco, mi voz interior lo grita, eso es lo que tengo al fondo: una voz que lo sabe todo... ¿Lo sabe todo?
Ayer estaba bien, hoy ya no. No. No estoy bien. ¿O sí?

lunes, 25 de marzo de 2013

Ensayo final.

Habrá mil maneras para caminar.

El tiempo está en todo. El tiempo es uno, es la vida, son los segundos que corren y que cada vez parecen hacerlo más rápido… ¿Por qué los años parecen avanzar cada vez con más apuro? ¿Por qué me siento tan alejada de mi infancia pero estoy más cerca de ella que de la vejez? ¿Tendrá que ver con madurar? ¿Con crecer?
Es raro, mientras uno añora ser cada día más sabio, cada minuto más inteligente y menos ignorante, el tiempo pasa y deshace a mansalva.
¿Se podrán incorporar contenidos gracias a la simbiosis? Cuando leer me aburre siento que pierdo el tiempo: me contradigo pero vivo con la dialéctica de “perder el tiempo” leyendo queriendo, al mismo tiempo, saber más y más y más: insaciable.
Cada etapa de la vida es una transición, cada paso es un obstáculo superado y no hay forma de verlo de otra manera; tal vez peque de soberbia pero si uno cree que la vida es color de rosa no disfruta, no goza y tampoco vive.
Hay semanas que pasan más rápido que otras, quizás sea por la cantidad de cosas que hago en el día, quizás porque exploto al máximo cada minuto y trato de disfrutar hasta cuando duermo. Soy hiperactiva hasta el cansancio y creo que me juega en contra; no se pueden hacer mil cosas a la vez y que todas salgan como uno espera.
Dicen que no hay rosas sin espinas; ¿será cuestión de chocarse contra una pared para aprender y progresar?
Como dice Paulo Coelho(1), aunque algunos puedan tildarlo de autoayuda barata: “Si permaneces esperando el momento ideal, nunca saldrás de donde estás; es preciso un poco de locura para dar el próximo paso”. Progreso, crecimiento, avance: ¿deterioro?
Es crucial avanzar solo como, de la misma manera, hacerlo acompañado. La familia, se supone, acompaña, apoya y a la vez contradice; las parejas también, al igual que los amigos: uno no puede caminar sin el sustento emocional y psicológico de otra mente que haga de bastón.
Pienso en los locos: tengo mi teoría de que se vuelven dementes y sicóticos debido a la carencia de afecto (tendré que estudiar psicología para adentrarme en el tema), la falta de música, de voces reales y de abrazos certeros.
Es de esta manera –sin música, oyendo tan sólo el silencio y necesitando verdaderos abrazos- cuando comienza la desolación, la crisis, lo gris.
En esos momentos en los que todo se vuelve en contra y uno desencaja completamente, cuando la vida no engrana, no sirve: ¿se sigue viviendo? ¿Cómo? De alguna manera habrá que continuar, repensando la manera de encarar el tiempo y de qué modo perder el miedo; tiempo, miedo: hay que razonar y tratar de ver las cosas de manera clara. “Es el miedo una pasión extraña y los médicos dicen que ninguna otra hay más propicia a trastornar nuestro juicio”. (2)
Cuando estamos desequilibrados no hay palabra alguna que nos haga sentir mejor, no hay profesional que pueda desacelerarnos ni melodía que amaine el pensamiento: se piensa, se maquina y continuamente nos encontramos inventando películas de gente que la pasa bien dentro de su mundo color rosa, vive contenta y el paso del tiempo no la destruye: ¿cómo es que una fantasía diurna puede traer a la conciencia el imposible ideal?
Ser fuerte, centrado, inalterable...
“La virtud de la prosperidad es la templanza; la virtud de la adversidad es la fortaleza, que en moral es virtud más heroica” (3); templanza, fortaleza, templanza, fortaleza (repito, tal vez así me camufle con el texto y logre llevar a la práctica toda la reflexión)...
¿Entonces? Si vivir sin la compañía de alguien no es vivir, si gozar sin superar obstáculos no es disfrutar, si ser feliz se trata de ver el lado bueno a lo que parece no tenerlo, ¿cómo puede haber gente que sufra? Si fuéramos todos risueños soñadores que aguardan ilusos el momento triste para sentirse mal, ¡qué feo sería! Todos perfectos humanos esperando el momento exacto para hacerse notar por estar triste y no como al contrario sucede: humanos no perfectos, con problemas universales, que quieren destacar gracias a su sensato, pero inesperado, buen humor y así contagiarlo y hacer olvidar los perfectos problemas universales de los demás.
Es una cuestión de tiempo: el tiempo todo lo cura. ¿Cuánto hará falta para sanar del todo? ¿Habrá que mantenerse ocupado así los minutos corren más rápido y la receta llega cuando no se la espera? ¿Existe remedio cuando se tocó fondo? Resurgir como el Ave Fénix, ¿servirá de algo? ¿Alguien reconocerá el esfuerzo que se gasta al revivir?
El tiempo pasa, deshace pero remienda, desordena pero integra, envejece pero incorpora. El tiempo es libre mientras estés ocupado en algo, el tiempo es de uno pero, mientras seas parte del sistema, es de otro. “En el tiempo libre se prolonga una esclavitud, que, para la mayoría de los hombres esclavizados, es tan inconsciente como la propia esclavitud que ellos padecen”. (4)
La solución no es escaparse, no es esquivar ni evadir; la solución es enfrentar, confrontar y saltar el obstáculo que nos impide seguir. Esas personas, las que siguen pese a la derrota, las que encuentran la forma de salir de la profundidad, las que luchan y no borran su sonrisa, son las dignas de ser llamadas lindas, no en el sentido literal de la palabra sino en el más figurativo que pueda haber.
Ojala el mundo estuviera lleno de gente linda, de personas que, aunque felices, hayan vivido tan intensamente que la vida se les haya pasado en un abrir y cerrar de ojos.
Se me vino a la mente mi abuela -por no decir los abuelos- : persona mitad sabia, mitad cariño con olor a caramelo, color lila y gusto a vainilla. Ellos sí que disfrutan la vida… ¿Será cuestión de que saben que les queda poco tiempo y que tienen que disfrutarlo al máximo? ¿Por qué no disfrutaremos de lo que tenemos antes de perderlo?
¿Por qué nadie aporta su cuota de optimismo para salvar el día? Pensar que con tan poco podemos hacer tanto por el otro: alegrar el día con una sonrisa, una ayuda, un gesto o una mirada puede satisfacernos más de lo que pensamos; tal vez leer una frase que cambie nuestra perspectiva: “Tal es el orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede depender de su torpeza”. (5)
El tiempo, así como hace al ignorante, al orgulloso y al arrogante, hace al reflexivo, al prudente, al sabio y al sonriente.
Será parte de uno entender de qué va la vida, cómo afrontarla y cómo entenderla; no será cuestión de que se la comprenda tarde y darse cuenta que el tiempo ya pasó. Tampoco hay que creer que uno ya vivió todo: la vida es como una caja de Pandora,
sólo hay que darle el tiempo para que nos sorprenda y nos ponga un obstáculo en el camino, al habrá que saltar para seguir caminando.

(1) Coelho, Paulo, “Manual del guerrero de la luz”, Planeta, 1997.
(2) Montaigne, Michel, “Del miedo”, en Ensayos, Estudio preliminar de Ezequiel Martinez Estrada, Barcelona, Océano, 1999.
(3) Bacon, Francis, “De la adversidad”, en AAVV, Ensayistas ingleses, México, C.A., 1992.
(4) Adorno, Theodor W., “Tiempo libre”, en Consignas, Buenos Aires, Amorrortu, 1993.
(5) De Larra, Mariano J., “Vuelva usted mañana”, en El Pobrecito Hablador, 1833.

TP10


Tu mamá debe ser pastelera.


Existen mil maneras de llamar a una mujer, entre las que sobresale, como una de las más utilizadas, la palabra bombón. Hemos escuchado mil veces a un hombre gritar por la calle: “¡¡Pero qué bombonazo!!” a una mujer que pasaba caminando; pero, ¿alguna vez una mujer se hizo escuchar al gritarle así a un hombre?
Centraré mi análisis en, como ya he dicho, la palabra bombón.
Bombón suena a percusión, a bombo golpeando, a corazón latiendo, a bomba gigante; suena como si fueran dos palabras monosilábicas unidas. El bombón es lo que venden en las confiterías relleno de chocolate, dulce de leche, licor y hasta menta y tiene forma redondeada, cuadrada, ovalada o cualquiera que se le ocurra al pastelero; pero que está relleno, está relleno.
Ahora, ¿por qué a las mujeres, no digo todas sino la mayoría, les gusta que los hombres la llamen de esta manera? ¿Por qué no conformarse con palabras como reina, princesa o, más simple, amor? ¿Cómo puede gustarle a una mujer, me incluyo, que la llamen, implícitamente bola, cuadrada y rellena? ¿Cómo saben los hombres que una mujer es rica cuando, es mi pensar, ni siquiera la probaron?
Cada vez que escucho esa palabra, mi mente divaga, sueña, imagina una mujer con forma de bombo que habla tal como el bombo suena. Una mujer con voz ronca pero pálida, entrecortada pero amenazante… Otras veces me imagino una mujer morena, que baila, que menea sus gigantes caderas ante un hombre corpulento que intenta copiar sus movimientos.
¿Cuándo llegará la hora en que las mujeres se destapen y, sin tapujos, sean capaces de expresar sus sentimientos gritando a los siete vientos? ¿Cuándo la mujer le dirá al hombre que no quiere oír más la palabra bombón como adjetivo que la califica como hermosa y atractiva?
¿Cuándo el hombre se disculpará y empezará a pensar como mujer? Creo que nunca, por algo es hombre y piensa como tal; pero, como dice Walser(1): “ante una disculpa no hay nada que hacer porque nos parece un gesto amable”.
La mujer aceptará las disculpas pero seguirá infeliz, escuchando, sea a su marido o sea cualquiera, cómo la siguen llamando, pese a no gustarle, con la palabra bombón.

(1)Walser, Robert, “Excusas baratas”, en Escrito a lápiz. Microgramos (1924-1925), Madrid, Siruela, 2005.

TP9

Locos por la limpieza.

No sólo con mirar se distingue la suciedad de algo: se huele, se toca, se percibe. Cuando una persona afirma que tal cosa le parece sucia o le desagrada ver algo mugriento, ¿qué está afirmando? ¿Qué quiere decir?
En la ciudad uno se acostumbra al olor a transpiración, a sentarse en los asientos polvorientos del subte, a esquivar caca de perro en las veredas y a detestar algunos de los cabellos con rastas sucias e imposibles de desenredar; uno convive con la mugre, con el smog, con el polvillo de aire y con las alergias de los demás constante e inconcientemente. Hasta hay mujeres a las que les gustan los hombres “reos”.
La palabra sucio tiene varias acepciones: que tiene manchas o impurezas; que se ensucia fácilmente; que produce suciedad; deshonesto u obsceno en acciones o palabras; dicho de un color: confuso y turbio; con daño, infección, imperfección o impureza; contrario a la legalidad o a la ética; dicho de practicar algunos juegos: sin la debida observancia de sus reglas y leyes propias.
¿Entonces si le decimos “sucio” a alguien estamos tildándolo de infeccioso, de imperfecto, de impuro? ¿Qué es algo sucio? ¿Qué es ser sucio?
Lo que a mí me puede parecer sucio, desagradable y hasta vomitivo a otra persona puede no causarle el mismo efecto; es más, puede causarle el efecto totalmente contrario al que siento yo. Es decir, la suciedad es subjetiva... Pero, ¿es subjetiva realmente? ¿Hay un nivel de suciedad estipulado por algún organismo? ¿Para qué existen los desengrasantes y limpiadores? No tendrían que existir ni el shampú, ni las esponjas, ni el jabón, ni el detergente… ¡Ni siquiera el alcohol en gel! Los publicistas estarían incapacitados para realizar publicidades sobre limpieza y gérmenes y viviríamos en la mugre. Mugre de nuevo, ¿qué es la mugre? ¿Pasar el dedo sobre la superficie y que quede la marca?
Pensémoslo a la inversa: ¿qué es ser limpio? ¿Limpio es ser inodoro, insípido e incoloro como el agua?
“No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia”. Entonces no hay que ensuciar para no limpiar, no hay que deshacer la cama antes de dormir para no hacerla a la mañana siguiente ni hay que comer en platos para no lavarlos luego de la cena.
¿Ser limpio es oler rico? ¿Es no tener el pelo grasoso? ¿Qué es ser limpio? ¿Qué es ser sucio? No creo que existan dos respuestas iguales a estas preguntas.

jueves, 21 de marzo de 2013

TP8

Tener de amigos a mis hermanos


Desde el momento en el que a uno le dicen “vas a tener un hermanito” la vida no es la misma; el odio, los celos, la disputa, los regalos, el amor: en ese orden. El amor, entonces, viene del odio. Hermano: ¿odio o amor?
Cuando uno quiere, el otro también; si al más grande le compran golosinas, al más chico también; el mayor será siempre el primer nieto y el más chico el consentido por descarte. No es fácil pasar de ser el único en la casa a tener que compartir desde el baño hasta tus propios padres.
Más allá que, para mí, un hermano es lo mejor que a una persona le puede pasar, hay gente que no lo comprende y el odio es el sentimiento con el que definen su relación hacia él. Por lo tanto, me siento competente de afirmar que la relación entre hermanos se define por la tensión entre dos sogas que tiran una para cada lado: la del amor y la del odio. Cuanto más amor, más odio. Y viceversa.
Las peleas entre los hermanos que se llevan bien son breves, concisas, intensas y desalmadas; en cambio, los hermanos que no tienen buena relación ni siquiera discrepan. El amor de los hermanos se define por el odio, por la venganza, por la picardía y por la ingenuidad.
No conozco hermanos a los que les dure la pelea por más de una semana; tampoco algunos que no se saluden por sus cumpleaños o que no recuerden con nostalgia recuerdos de su infancia.
Existen, sin embargo, hermanos que no se saludan y que sienten tanto odio y rencor, que no reconocen su amor y su fraternidad para con el otro; no es que no tengan amor en alguna parte, lo deben tener tan escondido que debe ser difícil hasta para ellos encontrarlo.
No hace falta tener un hermano de sangre para entender qué significa el “amor fraternal”. Con el amor de un amigo a veces alcanza.
Eso sí, a un amigo no hay que odiarlo porque no será más, ni tu amigo, ni tu hermano.

TP7



Dime qué pelo tienes y te diré quién eres

El color de pelo es algo en lo que toda mujer se fija; debe estar perfectamente peinado, correcto en su lugar y algún accesorio tiene que darle el toque femenino de la moda de estación.
Para la mujer, el peinado fue, es y será siempre su toque personal. El pelo es su imagen, es lo que necesita para mostrarse como mujer y tener confianza. Todo cambio interno se refleja en el exterior, por eso cuando ella termina alguna relación amorosa o cuando su vida realiza un giro de 180 grados, recurre a la peluquería y realiza un cambio en su peinado.
Si se siente triste, su cabello no tendrá un buen aspecto; mas si se siente plena, activa y feliz podrá mostrar sus atributos libremente y sin tapujos.
A medida que los años (y las modas) pasan y avanzan, son los hombres quienes intentan darle vida y movimiento a sus cabezas. El estereotipo del hombre metrosexual lo define como aquel que se preocupa por su imagen e invierte en cosméticos, ropa y belleza corporal más que el masculino medio. Hubo un tiempo en el que este tipo de hombres gustaba en las mujeres: aquel que se cuidaba, prestaba atención a su estética masculina y se preocupaba por su imagen igual -o veces más- que ellas.
Lo cierto es que la moda de los peinados no discrimina por género ni edad: desde nenas acompañadas por sus madres hasta ancianos concurren mensualmente a las peluquerías de la ciudad.
El que se cree bien peinado, se verá bien peinado. Uno se define por cómo cree y quiere que los demás lo vean y representen en sus mentes. Por ejemplo, yo quisiera ser morocha. Este pelo rojizo que llevo conmigo a veces me agota y sueño con teñirme y cambiarme el color. Con pelo rojo no puedo pasar desapercibida en situaciones que quisiera. Tampoco necesito un nombre de pila para que me llamen: sólo escuchando “colo” me doy por aludida.
No soy fiel recurrente a las peluquerías. Al contrario, les escapo. No comprendo cómo puede haber gente que se pasa horas y horas leyendo revistas chismosas esperando a que terminen de peinarlas para salir a la calle y que al día siguiente se les termine el hechizo. ¡Y rezar que la humedad no las despeine!
Algún día cambiaré el color de mi pelo. A veces imagino qué sería de mí saliendo a la calle con otro color de cabello: podría camuflarme, ser otra persona, tener un sosías, y hasta otra identidad.
Si me creo morocha, ¿seré morocha? Ahora saldré a la calle y haré como si nadie me conociera.

TP6

Apagar otro cigarrillo y esperar para apostar

Comerse las uñas, mover intermitentemente los dedos, los pies o las piernas, moderse los labios, transpirar, sentir picazón por todo el cuerpo, tener llagas en la boca o sentir un hambre voraz.
Puedo estar rindiendo un examen, bailando ante un gran público o sentirme presionada y la sensación que percibo es la de nervios. Intranquilidad, tensión, estrés. Nervios. Ellos nos desequilibran como humanos armoniosos:

El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad. (1)

A los nervios debemos echarle la culpa de nuestra impaciencia y de nuestra intolerancia, pero también de nuestro accionar y nuestras respuestas como individuos mentales.
Hay nervios que van desde nuestros órganos, músculos y glándulas hacia el cerebro y otros que hacen el recorrido contrario. Cuando nacemos, los seres humanos, tenemos cien mil millones de neuronas que van muriendo a medida que envejecemos; este proceso puede acelerarse en la medida que se consuma cualquier tipo de drogas, como alcohol o estupefacientes, o en las personas con enfermedades degenerativas como el Parkinson o el Alzheimer.
No logro disimular mi estado de ánimo. Quienes me conocen lograrán entenderme y descifrar mis sentimientos; estoy obligada a demostrar constantemente lo que me pasa. Cuando estoy nerviosa necesito canalizarlo: a veces grito, otras como o tomo agua, hago actividad física, intento dormirme o leer. Cuando estoy feliz, en cambio, aplico mis energías a que los demás pasen un buen momento y se enteren cómo es que me siento.
Es más, si puedo contagiar mi felicidad a la otra persona, seré entonces un poco más feliz.

El dinero no da la felicidad, pero aplaca los nervios.(2)

No hay cosa más irritable que una persona nerviosa te contagie sus nervios. ¿Quién será el nervioso entonces? ¿Cómo se regresará al estado de paz interior? Es un ciclo constante en forma de espiral que no frena nunca.
Tal vez tomar té o comer un cucurucho de helado amaine mi ansiedad, quizá escribir o escuchar buena música. Hay gente que encuentra en su pasión el modo de hacer catarsis. La mía es bailar. Hacer ejercicio libera endorfinas y por eso uno se siente mejor.
Para la mayoría de los hombres, somos las mujeres quienes expresamos nuestros nervios en forma de histeria y quienes siempre estamos “en esos días femeninos”. De esa manera nos encasillan como ansiosas, histéricas, frenéticas y, sobre todo, nerviosas. Maldito Freud que descubrió la histeria femenina y no la masculina.
No sé definir qué se siente cuando uno siente nervios: dolor de panza, temblequeo de manos, cosquillas en el estómago. Estamos repletos de momentos de nervios y ansiedad, como la cantidad de gente y tráfico en la ciudad, el poco tiempo para hacer cosas, que si hay sol o que si no lo hay, el amor, los problemas familiares, el trabajo y el estudio…
“Estoy loca” me dijo una amiga. Los nervios se canalizan en diferentes estados de ánimo, sólo hay que saberlos llevar y entender a la persona nerviosa que convive con uno constantemente.
Nervios. Esa palabra que a mí, como a más de uno, con sólo escucharla, me pone los pelos de punta.


(1)Edmund Burke. 1729-1797. Escritor y político, considerado el padre del liberalismo-conservadurismo británico
(2)Jeanne Bourgeois. 1875-1956. Vedette, cantante y actriz francesa. Una de las más populares artistas en su tiempo y la mujer más importante del mundo del espectáculo francés.

miércoles, 20 de marzo de 2013

TP5


Veintitrés

Cuando mi marido murió, la soledad se hizo carne en mí y caí en una profunda depresión. A la mansión de Las Heras la dejé a cargo de mi sobrina nieta, rubita ella, y me fui a vivir a la casa de campo que, con mi esposo, habíamos mandado a construir unos 40 kilómetros más allá del mástil verde pasto que señalaba el comienzo, o el fin, de aquella ciudad. Había decidido vivir con la menor cantidad de dinero, austeridad pura se podría decir, tan poca que me había autodeclarado pobre; la vida ya me había brindado mucho y la felicidad que mi esposo me había ofrecido ya jamás regresaría.
En los primeros años, mi viudez no me soportaba y yo tampoco a ella. Me dedicaba entonces a limpiar cada uno de los recovecos de la vieja casa para poder pasar el tiempo: los días eran eternos y las noches pasaban tan silenciosas que hasta el tic tac del reloj hacía eco en las paredes.
Por las mañanas me dedicaba a las tareas del hogar: en una esquina del extenso parque había plantado semillas para autoabastecerme de frutas y verduras, por lo que por la tarde debía envasar las conservas obtenidas de la huerta; luego, martillaba los clavos salidos de las maderas de los diferentes muebles que, de tan poco uso, estaban también oxidados y después, me dedicaba a guardar cada libro que sacaba de la caja que había quedado de la mudanza en una biblioteca que, con mucho esfuerzo y tiempo, había reparado. Más tarde cocinaba, daba de comer a mis veintitrés gatos (cada uno tenía una chapita colgada del cuello con un número que lo identificaba) y, luego de darme un baño caliente, leía los libros que acomodaba, sentada en el sillón.
De vez en cuando, tal vez dos o tres veces por semana, recibía a Alberto, un cartero de unos diez años menor que yo, que se encargaba de las compras, los mandados y las tareas pesadas, como cortar la leña o limpiar el camino. A los tres meses del accidente de Leopoldo, me trajo todas sus pertenencias y ropas que habían quedado en la mansión, junto con el whisky que a él tanto le gustaba. Leo traía una botella de cada lugar al que viajaba, con el objetivo de agasajar a nuestros amigos en las reuniones que hacíamos todos los viernes, y yo las coleccionaba sobre una repisa en la sala de estar.
Habían pasado seis años del accidente de mi esposo cuando una noche fría y ventosa, en la que leía sentada al lado del hogar, justo cuando el gato Dieciséis me daba un lamido en la frente, tocaron la puerta: un hombre de traje y corbata, un poco despeinado, con olor fuerte y ojos perdidos, mientras se sostenía del marco de la puerta para no caerse, me pidió el teléfono para poder llamar un taxi. La señal de teléfono no llegaba hasta allí y la luz se había cortado por tanta ventisca, por lo que se me ocurrió ofrecerle un vaso de whisky y una frazada para que se calentara.
Era un hombre amable y no supo rechazarme la bebida, así tampoco la estadía por esa noche. Era mago, me había contado, y, volviendo en un auto con dos ebrios desconocidos del casamiento a donde había ido a presentarse, se había perdido en el bosque al bajarse de ese peligro inminente que lo conducía hasta Mendoza.
Conversamos hasta tan tarde de política, religión y literatura que por poco se queda dormido en el sillón. Me agradaba, en algunos rasgos hasta me hacía recordar a mi Leopoldo.
Lo conduje hacia el piso de arriba, en donde el olor a polvo abombaba, y le enseñé la habitación de huéspedes y la localización del baño por cualquier cosa que necesitara. Luego descendí las escaleras y me recosté en el sillón para continuar leyendo hasta que el sueño me venciera. Todavía no conseguía dormir bien por las noches: a veces me despertaba con algún libro en la mano y Diecinueve o Veinte recostado a mi lado, por lo que debía subir casi dormida a mi dormitorio y acostarme en la cama para intentar conciliar el sueño nuevamente.
Por la mañana desperté antes que él y, como Alberto había traído las compras hacía un par de días, pude servirle el desayuno que, al parecer, estaba delicioso.
Cuando terminó de devorar las tostadas se acordó que tenía que continuar su marcha, pues tenía programada una serie de presentaciones en diversos puebluchos de San Juan. Corrió a buscar su abrigo y con un gran abrazo, un tanto confianzudo, se despidió de mí. No sólo me dejó perpleja con su accionar, sino que esa demostración de cariño fue la causa que me impulsó a enseñarle, antes de su partida, mi secreto mejor guardado; ni Alfredo conocía semejante cuestión y yo estaba a punto de revelársela al primer buen hombre que se dignaba a visitarme. ¿Qué pensaría mi Leopoldo?
Acompáñeme un segundito antes de irse, queridito –y lo agarré del brazo para que me siguiera– prométame que esto no se lo contará a nadie.
Él miraba atónito para todos lados, expectante, sin decir siquiera una palabra.
– Usted ayer me habló de un olor particular que sentía aquí adentro y, debo confesarle, no sólo es parte del encierro acumulado durante años. Se habrá dado cuenta, además, que mi cocina es bastante rústica y que cuento con unos pocos muebles antiguos, de no ser por este precioso congelador que se encuentra enfrente a usted.
Mientras él aguardaba ansioso detrás de mí, de tal manera que le sentía el calor de la respiración en mi oreja izquierda, abrí la puerta del electrodoméstico. Estaban ahí ellos, esperándome dentro del congelador, mis sesenta y siete mininos apilados, uno sobre otro, producto de la baja temperatura, como si nunca los hubiera abandonado.
No puedo definir con mejores palabras cómo la cara del mago alternaba su expresión en menos de un segundo, cómo se iba desfigurando de a poco, cómo los ojos se le salían para afuera, se cruzaban hacia adentro y luego se le iban hacia atrás y cómo la boca se abría y cerraba de manera descontrolada. Cuando las mejillas color rubí se tornaron cada vez más pálidas, mi huésped de honor cayó al piso sin amortiguar el golpe.
Los gatos encimados vivían conmigo, no me dejaban nunca sola, eran muy importantes para mí y, lo más rescatable, no tenían necesidad vital alguna, por lo que no tenía que destinarle parte de mi economía a su sustento.
Cuando me mudé, una de las pocas cosas que trasladé desde la ciudad fue el congelador. Hasta había mandado a encintar su puerta para que no se abriera con el ajetreo del viaje. Mi mayor miedo era que se perdiera la cadena de frío que mantenía con espíritu a mis amadas mascotas, por lo que debí encargar el más eficaz servicio de traslados.
No entendía esta vieja el motivo de la sorpresa y deslumbramiento del joven mago; lo más normal es que los amigos nunca se dejaran y los míos estaban allí, como siempre, aguardando el saludo matutino que todas las mañanas, al levantarme, yo les brindaba amablemente. Tenía entonces veintitrés vivitos y sesenta y siete del otro lado, uno por cada año de vida que mi Leopoldo debería poseer. Él amaba los gatos, también los pájaros, mas no podíamos tener aves porque los felinos las atrapaban, desplumaban y masticaban en un santiamén.
Cuando mi visitante ya repuesto recuperó color, fuerzas y sentido de la ubicación, apuró a marcharse; daba la impresión de no querer saber más información. Es más, ya estaba adentrándose en el bosque cuando gritó:
– ¡Debe limpiar las escaleras, Señora Josefina, están un poco lúbricas las barandas y casi me caigo al bajar!
Su comentario había sido poco feliz. ¿No notaba acaso mi melancólica soledad y los años que yo portaba? Había sido bastante hospitalaria con él como para que me vomitara con semejante imperativo y fuera así de maleducado… ¡Después de todo lo que yo había hecho por él! ¡Hasta le había revelado mi mayor secreto!
– ¡Se lo comentaré a Alfredo! –alcancé a responderle. Ya no lograba verlo, el día estaba nublado y con la cantidad de árboles los rayos de luz no llegaban al suelo. Tal vez encuentre el camino para volver a la ruta, tal vez regrese porque caminó en círculo o, tal vez, se le cruce un gato negro, uno de esos que traen mala suerte.



Trabajo final de narración. 1er cuatrimestre 2012.

TP4


El meñique que sobra


Juntos. Siempre nos imaginé juntos; siempre me imaginé junto a ellos cinco y no acá abandonado. No entiendo por qué me ignoran; sé que saben que existo, los perturbo, los fastidio. Soy el zumbido constante en sus oídos, y me encanta serlo.
Una vez los vi salir en fila de una casa: uno tras otro llamaban la atención parados en fila delante a la puerta. Querían ser vistos, les gustaba la idea de que todo el mundo supiera sus pasos, incluso yo.
Conozco todo de Los Cinco; soy como un gato cauteloso espiándolos, me escurro entre las sombras para saber todo de ellos. Ya que no me dejan pertenecer, me alcanza con perseguirlos e irritarlos cuando notan que estoy observando sus pasos, aunque no sepan quién soy. No comprendo por qué no aceptan ser uno más, tampoco el porqué de su constante agrupamiento: debe ser agotador hacer las mismas cosas siempre juntos, todo el tiempo. Igual, muero por estar ahí.
A veces me dan codazos para alejarme, algunas otras me respiran en la cara; me miran de reojo pero no me hablan, no quieren darme explicaciones. Voy a continuar siguiéndolos, tengo la esperanza de que, algún día, les estorbe tanto mi presencia que tengan que hablarme. Ellos están siempre juntos, inseparables como los dedos de la mano, mas deseo que algún día seamos seis.


Hipertexto al cuento "Comunidad" de Kafka.

TP3

La caja negra

La abuela había prometido llevarme a un lugar nuevo. “Te va a encantar”, había dicho. Después de tomar la leche chocolatada como todas las tardes, me abrigó y me subió al auto azul, que tantos recuerdos nos traía.
Recuerdo que hacía frío, nada más.
Llegamos. El olor a pochoclo envolvía el ambiente; muchos chicos jugaban y se divertían con sus antenas o espadas que hacían luces mientras que madres, tías y abuelas desesperadas hacían largas colas.
Yo, sorprendida, sólo quería saber qué era lo que había más allá de la puerta por la que todos esperaban entrar, en donde un señor, del otro lado, cortaba un papelito por la mitad.
Ahí, todos sentados, aplaudían. ¿Festejaban algún cumpleaños?
La abuela le dio unas monedas al señor de traje que nos acompañó hasta el lugar que nos correspondía, y él le devolvió una revista chiquitita que ella se guardó en la cartera después de leerla.
-¿Y esa caja negra? –contó mamá que pregunté.
El clima de júbilo me sobrepasaba, creo que mi sonrisa nunca se debe haber borrado de mi cara. Estaban todos sentados, aplaudiendo, agitando sus antenitas de luces, saltando en esos sillones tan particulares puestos en fila, comiendo confites, pochoclos y chocolates cuando las luces se apagaron.
La agarré a mi abuela con una mano y a mi mamá con la otra, sonreí cuando la música empezó a sonar y la caja negra tomó color.
Desde ese día, en el que tenía dos años, nunca más dejé de ir al teatro.

TP2


Los ojos son el espejo del alma


Me acuesto sobre el colchón y apoyo mi cabeza sobre la almohada mullida. Los llamadores de ángeles hacen su trabajo en la parte de atrás de la casa, donde suenan las hojas de los árboles y el soplar del viento hace eco. El tintineo no para, mi prima ronca a mi lado; un motor se escucha pasar rugiendo, supongo que es un auto. La televisión se descarga, se abre una puerta e inmediatamente se vuelve a cerrar de un golpe. Llaves, la batería descargada de algún teléfono celular, un objeto que cae al piso y retumba en la habitación contigua.
Pasos, mi padre abre la puerta del comedor tratando de no hacer ruido, pero lo hace. Cree que duermo. Las llaves son apoyadas sobre cualquier estante.
Llueve, las gotas retumban en alguna chapa perdida, o en algún tipo de metal. Truena, parece rajarse la tierra; la gente grita en el exterior, deben estar mojándose. Unos se refugian bajo el alero de mi puerta de entrada, los escucho hablar, están cerca, pero no reconozco las palabras. Agudizo mi oído, hablan del agua, de lo inundada que está la calle, de las alcantarillas que no dan abasto; truena nuevamente, el gato maúlla y se mete debajo de la mesa.
Es tal el silencio, que escucho mi respiración y mi corazón latir. Las gotas van mermando, parecen chasquidos. Por ahí atrás hay sapos croando, grillos y algún pájaro asustado entre los árboles. Alguien tiró la cadena del baño, el agua corre entre los caños. Mi padre habla con mi madre, acostada ya, y le pregunta en voz baja, casi susurrando, si le fue bien en el trabajo; mas no logro comprender lo que ella contesta.
Del otro lado de la pared hay una televisión encendida y se oye música en volumen bajo. Me sumerjo en ella, persigo el orden de cada nota, de cada compás; mi mente navega y parece cantar la canción que suena. Mi cuerpo se introduce en el colchón, siento cada vértebra apoyada sobre él, los músculos por fin se relajan como si fueran a dormirse ellos también.
Al rato, o eso creo, abro los ojos pero no logro distinguir nada, sólo claridad. Sigo escuchando los pájaros piar y los llamadores de ángeles, que no pararon de sonar un solo segundo. En vez de la respiración, ahora escucho mi cabeza, que del dolor parece hablar. Fue una noche larga. Ya es de día y no llueve. Los nenes pasan caminando y los carritos de las mochilas hacen que sus ruedas raspen el cemento de la vereda.
Me levanto, agarro mi bastón y me dirijo al baño como cada mañana. No veo, hace 20 años que no veo nada, sólo escucho, imagino, idealizo cómo sería una vida en la que las cosas tuvieran color.

TP1


Lucía

¿Cómo presentarse a alguien que te lee y tiene que imaginarte?
Llegué al mundo hace diecinueve años y poco más de siete meses. Mi hermano nació tres años después, y fue lo mejor que me pasó. Hace dieciocho, vivo en el mismo departamento en el barrio de Villa Urquiza. Atea, aunque siempre hay que creer en algo, hija de mamá católica y papá de familia judía, mido, desgraciadamente, 1.58m y soy pelirroja.
Egresé de quinto año con el mejor promedio y, tengo que aceptar, sigo con una gran nostalgia cuando hablo del colegio. Me trae muchos recuerdos y continúo en contacto con varios de mis profesores.
Encontré la contención que me faltaba en el noviazgo. Hace más de un año y medio comparto mi vida con otra persona, con un compañero, con un amigo.
Mi pasión es bailar. Bailo desde que nací; me siento libre cuando lo hago, me olvido del mundo, de los problemas, de la rutina… Al escuchar la música, algo en mí despierta y me siento completamente feliz. Escribir también me encanta; tengo un blog y, muchas veces, me descargo creando en él. Cuando las emociones colisionan, en vez de llorar, encuentro una catarsis haciendo lo que más me gusta, entonces me expreso.
Hablo cuando hay que hablar y cuando no. Si hay algo por lo que me caracterizo es por querer hacer más de una cosa a la vez: soy completamente hiperactiva, y eso me juega en contra muchas veces. Pienso que las cosas hay que hacerlas bien, poniéndole ganas, empeño y actitud; entonces, cuando hago alguna a la que no puedo dedicarle todo mi esfuerzo, fallo, fracaso.
Hoy en día deseo poder, en algún momento, concretar un comedor infantil. No es tan remota mi idea. Ayudar está en uno y cada cual lo hace adecuándose a sus comodidades y situación económica, pero nada es imposible. Quiero poder darle de comer a chicos que no puedan hacerlo por sus propios medios, darle alegría a pequeños seres que tienen mucho por crecer, desarrollarse y vivir; poder brindar algo de lo que uno tiene para que el otro sea un poquito más feliz.
“Tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol”, buena frase para encarar la vida, ¿no?

lunes, 25 de junio de 2012

Haruki Murakami en "La música de las palabras".

"Ya sea en la música o en la ficción, lo principal es el ritmo. Tu estilo tiene que tener un ritmo bueno, natural, firme o la gente no va a serguir leyéndote. Aprendí la importancia del ritmo de la música y, específicamente, del jazz. A continuación, viene la melodía, que en literatura viene a ser un ordenamiento apropiado de las palabras para que vayan a la par del ritmo. [...] Si las palabras se acomodan al ritmo de una manera suave y bella, uno no puede pedir más. Lo siguiente es la armonía: los sonidos mentales que sostienen las palabras. [...] Prácticamente todo lo que sé acerca de escribir, lo aprendí de la música. [...] 
Si yo no hubiera estado tan obsesionado con la música podría no haberme convertido en novelista. [...] Mi estilo está tan profundamente influido por los riffs salvajes de Charlie Parker, digamos, como por la prosa elegantemente fluída de Scott Fitzgerald [...]."

jueves, 8 de marzo de 2012

FELIZ DÍA.

"Una MUJER EXQUISITA no es aquella que más hombres tiene a sus pies,
sino aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.
Una mujer hermosa NO es la más joven, ni la más flaca,
ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo,
es aquella que con tan sólo una sonrisa y un buen consejo puede alegrarte la vida.
Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos, ni más cargos académicos es aquella que sacrifica su sueño por hacer felices a los demás.
Una mujer exquisita no es la más ardiente,
sino la que vibra al hacer al amor solamente con la persona que ama.
Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada por ser admirada por su belleza y elegancia, es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.
Y un hombre, un hombre exquisito
es aquel que valora una mujer así.”

-Gabriel García Márquez-

martes, 28 de febrero de 2012

Día de los danzantes.

Bailo.
Con los ojos cerrados y abiertos,
flotando en el aire o revolcándome en el suelo.
Bailo.
Danzando con la nada y formando parte del todo.
Bailo.
Y muevo cada parte de mi cuerpo, sintiendo el fluir de mis movimientos, olvidandome de todo...
Bailo con el alma.
 

lunes, 9 de enero de 2012

Creo en el destino.
Creo en mí.
Creo en vos.
Creo en nosotros dos, juntos.
Si pasamos el 2011 podemos pasar todas...
Año y medio de felicidad, plenitud y armonía compartida.
  

viernes, 6 de enero de 2012

Esa magia que los condenó a vivir eternamente.

miércoles, 4 de enero de 2012

Primera entrada del 2012.

Ansío completamente tener un año armonioso y feliz. Lejos de los obstáculos y las caídas, deseo que el nuevo año traiga nuevas atracciones, desafíos y mucho pero mucho amor para todos.
Si hay algo que aprendí el año pasado, fue a valorar lo que uno tiene más allá de que no sea totalmente recíproco. Es por eso que me encamino al nuevo año entendiendo la vida de otra manera, rodeándome de lindos afectos y teniendo esperanza, resistiendo.

martes, 3 de enero de 2012

A veces nos olvidamos de ser felices tratando de hacer feliz a alguien que no lo es con nosotros.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Si no te tuviera a vos
que estas caminando en busca del sol,
si no te tuviera a vos
que estas esperando un día mejor,
en un precipicio casi sin salida
con toda la bronca
y la rebeldía
para resistir tanta pesadilla.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Casi que me muero sin conocerte, casi que me quedo sin  
BAILAR.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Ríe, ríe almita buena. Olvidá tus penas, navegá conmigo. Vuela, ríe, sueña!

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Si la alegría se escondió, a tu costado sigo, yo voy a estar.
Cuando te falten las ganas, cuando la sombra se apague en tu mirar, voy a estar.
Como la brisa en tu cara, como una noche de estrellas frente al mar, voy a estar.
Junto a ti; voy a estar.





martes, 29 de noviembre de 2011

Últimamente no confío en mí; no tengo eso que antes tenía, esa confianza, esas ganas, esa armonía.  ¿Volverá? 
Queda un mes, sólo uno. Quiero que algo bueno deje, que me cumpla un deseo de los que pedí cuando soplé las tres velitas allá en agosto. Que me permita rendir bien los finales y estar de vacaciones,  entrar a mi carrera y dar el paso que tanto anhelo.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Gracias a vos que me bancás en todas. No tengo palabras para expresarme; pero si no lo hago, no soy yo. ¿Soy capáz? Vos siempre estás ahí diciéndome que sí, que del error se aprende, que sin probar uno pierde.

Disfrutar el momento, vivir el presente.

miércoles, 9 de noviembre de 2011



Amiga, no tengo crédito y me muero por hablar con vos!! Es una miérda todo esto. Estoy llorando. Lloro y pienso; y no me animo a llamar. No sé qué decirte sin ponerme a llorar.
Qué año de miérda!!!! Por qué es que no termina nunca? Tengo muchas ganas de darte un abrazo, de llorar con vos, y de decirte que tengas fé, que creas que todo va a estar bien. Cuando menos lo pienses y lo creas todo ya va a haber pasado y va a ser un recuerdo más, capáz un poco negro, pero uno más al fin.
Es duro, pero en algún sentido te entiendo. Es incertidumbre, es no saber qué es lo que va a pasar ni cuándo va a terminar. Pero va a terminar, y bien.
Yo en dios no creo, pero siento que hay algo del otro lado que nos cuida y que nos hace pasar por las cosas sorteando los obstáculos, hay algo que nos hace crecer de golpe, y a los golpes.
Sólo que en este golpe me gustaría estar con vos y decirte que estoy para lo que sea, para que lloremos, para que nos abracemos o, capáz, para que nos miremos y nada más.
Quiero que sepas que, a pesar de la puta distancia podés llamarme y contar conmigo para lo que sea.
Sacá fuerzas de donde no las tengas y pegate a tu familia más de lo que estás.
Y sigo llorando...
No sé si te va a hacer bien esto o no, pero sólo quería que lo supieras.

lunes, 26 de septiembre de 2011


jueves, 22 de septiembre de 2011

Revivió el blog. Reviví yo: volví a tomar aire, suspiré, dí mi manotazo de ahogado y alguien me salvó, no sé bien quién, pero desperté del sueño eterno.
Allá todo es negro, no existe la posibilidad de un gris ni puede esbozar algún rayo de luz; en cambio al volver, el rosa florece y el aroma a jazmín inunda el aire nuevamente.
Soy feliz de nuevo, FELIZ completamente de ver que todo volvió a la normalidad y que la unión existe.
Soy feliz de entender que de lo malo siempre se vuelve.
Soy feliz de entender que de lo malo uno se fortalece.
También pude comprender que, hay veces en las que ser optimista sólo es posible para el que lo ve de afuera, pero con esfuerzo y perseverancia uno puede serlo también.
¡Feliz primavera!

lunes, 23 de mayo de 2011

Cuando te dás cuenta que tenés que valorar los sentimientos más que los actos, es cuando sale lo más profundo que tenés en el alma. Cuando sentís que todo se desvanece y no llegaste a hacerlo todo. Cuando el cuerpo se te duerme y el llanto se apodera. Cuando la vida te pasa en un segundo. Cuando sentís que nada alcanza... Y no va a alcanzar nunca.

lunes, 18 de abril de 2011

Qué hago si quiero llorar pero no quiero salir a la calle con todos los ojos hinchados? Es claro que al primero que me diga algo lo mando al rrre carajo; perdón, pero tengo que hacer catarsis, de vez en cuando me agarra este tipo de crisis y lo único que me calma es escribir. Estoy triste.

martes, 12 de abril de 2011

Desnudarte, no de cuerpo sino de alma; disfrutar ese placer.


jueves, 7 de abril de 2011

Qué buena sensación la de confiar en alguien como tu mejor amigo, tu más cercano aliado, tu confidente más poderoso.
Qué felicidad inmensa la de sentir que la persona que más amás, se acerque tanto al ideal del hombre con el que siempre soñaste...
Me alegra decir que tengo de mejor amigo al amor de mi vida .

sábado, 2 de abril de 2011

El cuerpo virgen es el que nunca intentó bailar.

jueves, 31 de marzo de 2011

Para contar, te canto; quiero que sepas cuánto
me haces bien
!

lunes, 28 de marzo de 2011

Ay, qué miedo! Qué sensación extraña, qué nerviosismo, que ansiedad... Igual estoy muy feliz del cambio, del crecer, del madurar, del experimentar... Gratitud es la palabra.

viernes, 25 de marzo de 2011

Y en esta fiesta seguiremos un buen rato, gastaremos los zapatos en el baile del amor!

Gracias por dejarme ser infante de la manera en que lo fuí y lo seguiré siendo...
Por siempre Hugo Midón.

lunes, 21 de marzo de 2011

Mi alma volvió a mi cuerpo! Dos semanas es muchísimo... Igual, increíble cumplir 6 meses; me desarma de amor, me llena de felicidad, me inmoviliza, me paraliza. Nunca pensé poder soportar una relación, nunca pensé ser TAN feliz, nunca pensé que alguien me quisiera tanto ♥ .

jueves, 17 de marzo de 2011

Siempre me siento felíz. ¿Sabes por qué? Porque no espero nada, de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta.. por eso amala, sé FELIZ y siempre SONRÍE.
Solo vive intensamente.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Me sacaste a bailar, y quedé emborrachado. 
Ya no puedo renunciar al orgasmo sin final 
que tu piel me ha regalado.

martes, 8 de marzo de 2011

¡Las ansias me están carcomiendo! No veo la hora de empezar, de recorrer, de disfrutar... 
No voy a mentir, los nervios aparecen, pero es parte de lo desconocido y de lo tan ansiado. Quiero ya ya ya que lleguen los últimos días de marzo, creo que nunca estuve tan espectante; o por lo menos no recuerdo estarlo hace mucho tiempo.


Para ser FELÍZ sólo es necesario disfrutar de la vida y no dar importancia a los pequeños problemas que en ella te puedas encontrar.

lunes, 7 de marzo de 2011


Y hoy lo querés tanto
Que te encanta tenerlo...

domingo, 6 de marzo de 2011

La vida es corta...
Rompe las reglas,
perdona rapidamente,
besa apasionadamente,
ama
de verdad,
ríete sin control
y nunca te arrepientas de algo que te hizo SONREÍR.

viernes, 4 de marzo de 2011

Desorientada, frustrada... Cuando mi mente me pide divagar, allá voy; pero cuando vivo el presente, veo borroso, el camino no está marcado y las luces están tenues. Mi pecho siente la presión del llanto; mi boca no tiene palabras; el corazón se agita y aparece en la garganta que se reseca. Nada parece normal.

jueves, 3 de marzo de 2011

Yo sólo quiero BAILAR, mover el cuerpo y nunca parar!


jueves, 24 de febrero de 2011

Hoy vas a mirar pa’lante, que pa atrás ya te dolió bastante. Una mujer valiente, una mujer SONRIENTE.

lunes, 21 de febrero de 2011


Y llegaste tú, y me sorprendió el poder que hay en este AMOR. Y llegaste tú, una bendición...

sábado, 29 de enero de 2011

Y nuevamente un viaje... Ese que soñás hace un año entero; ese que deseás hace doce meses. Aquel que ya estás ansiando que termine para volver a verlo, y volver a quererlo.

viernes, 28 de enero de 2011

Ponle mi nombre, al lunar de tu mejilla.
Dile a tu oído, que me escuche cuando miro.
Salva mis manos, con el roce de tu espalda.
Dame el remedio para no curarme nunca.
Es que es tan facil respirar, el aire cuando estas. Siempre es tan facil.

jueves, 27 de enero de 2011



ANIMATE, ROMPÉ EL HIELO, DESLUMBRÁ.

lunes, 24 de enero de 2011

Ya te necesitaba. 
Qué imprescindible sos en mi vida. 
Gracias por existir.

martes, 11 de enero de 2011

Y escucharte respirar se convirtió en mi glorioso pasatiempo...



lunes, 10 de enero de 2011

Dá la media vuelta, toca el cascabel, roba caramelos en el al ma cén, a ver, a ver, a ver ...

Gracias por ser parte de mi infancia, gracias por hacerme infante. Le voy a cantar a mis hijos tus canciones, les voy a leer tus increíbles relatos. Por siempre María Elena. 




viernes, 7 de enero de 2011


Tengo el corazón viajando en emociones; para siempre guardo lo que vivo aquí.
Puede ser que te desarmen esas ganas, yo deseo que te toque estar así.

miércoles, 5 de enero de 2011

El cuerpo somatiza.