No sé por qué pero la angustia me hace vomitar palabras. La tristeza me provoca escribir, me abre la cabeza, me pide a gritos que escriba, que cuente, que descargue...
El cerebro me funciona a mil, me pide que no pare un sólo segundo, que viva a mil, que esté activa todo el tiempo, que escriba, que baile, que cante, que escuche, que lea, que llegue al fondo.
Qué mal me siento, qué mal, qué culpa siento al fondo, que ganas constantes de llorar. Qué ganas de estar acompañada y qué sola estoy, sola al fondo.
Lo blanco se volvió negro. Un sólo segundo y todo se vuelve negro. Pero mañana va a ser blanco, mi voz interior lo grita, eso es lo que tengo al fondo: una voz que lo sabe todo... ¿Lo sabe todo?
Ayer estaba bien, hoy ya no. No. No estoy bien. ¿O sí?
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