jueves, 21 de marzo de 2013

TP6

Apagar otro cigarrillo y esperar para apostar

Comerse las uñas, mover intermitentemente los dedos, los pies o las piernas, moderse los labios, transpirar, sentir picazón por todo el cuerpo, tener llagas en la boca o sentir un hambre voraz.
Puedo estar rindiendo un examen, bailando ante un gran público o sentirme presionada y la sensación que percibo es la de nervios. Intranquilidad, tensión, estrés. Nervios. Ellos nos desequilibran como humanos armoniosos:

El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad. (1)

A los nervios debemos echarle la culpa de nuestra impaciencia y de nuestra intolerancia, pero también de nuestro accionar y nuestras respuestas como individuos mentales.
Hay nervios que van desde nuestros órganos, músculos y glándulas hacia el cerebro y otros que hacen el recorrido contrario. Cuando nacemos, los seres humanos, tenemos cien mil millones de neuronas que van muriendo a medida que envejecemos; este proceso puede acelerarse en la medida que se consuma cualquier tipo de drogas, como alcohol o estupefacientes, o en las personas con enfermedades degenerativas como el Parkinson o el Alzheimer.
No logro disimular mi estado de ánimo. Quienes me conocen lograrán entenderme y descifrar mis sentimientos; estoy obligada a demostrar constantemente lo que me pasa. Cuando estoy nerviosa necesito canalizarlo: a veces grito, otras como o tomo agua, hago actividad física, intento dormirme o leer. Cuando estoy feliz, en cambio, aplico mis energías a que los demás pasen un buen momento y se enteren cómo es que me siento.
Es más, si puedo contagiar mi felicidad a la otra persona, seré entonces un poco más feliz.

El dinero no da la felicidad, pero aplaca los nervios.(2)

No hay cosa más irritable que una persona nerviosa te contagie sus nervios. ¿Quién será el nervioso entonces? ¿Cómo se regresará al estado de paz interior? Es un ciclo constante en forma de espiral que no frena nunca.
Tal vez tomar té o comer un cucurucho de helado amaine mi ansiedad, quizá escribir o escuchar buena música. Hay gente que encuentra en su pasión el modo de hacer catarsis. La mía es bailar. Hacer ejercicio libera endorfinas y por eso uno se siente mejor.
Para la mayoría de los hombres, somos las mujeres quienes expresamos nuestros nervios en forma de histeria y quienes siempre estamos “en esos días femeninos”. De esa manera nos encasillan como ansiosas, histéricas, frenéticas y, sobre todo, nerviosas. Maldito Freud que descubrió la histeria femenina y no la masculina.
No sé definir qué se siente cuando uno siente nervios: dolor de panza, temblequeo de manos, cosquillas en el estómago. Estamos repletos de momentos de nervios y ansiedad, como la cantidad de gente y tráfico en la ciudad, el poco tiempo para hacer cosas, que si hay sol o que si no lo hay, el amor, los problemas familiares, el trabajo y el estudio…
“Estoy loca” me dijo una amiga. Los nervios se canalizan en diferentes estados de ánimo, sólo hay que saberlos llevar y entender a la persona nerviosa que convive con uno constantemente.
Nervios. Esa palabra que a mí, como a más de uno, con sólo escucharla, me pone los pelos de punta.


(1)Edmund Burke. 1729-1797. Escritor y político, considerado el padre del liberalismo-conservadurismo británico
(2)Jeanne Bourgeois. 1875-1956. Vedette, cantante y actriz francesa. Una de las más populares artistas en su tiempo y la mujer más importante del mundo del espectáculo francés.

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