El meñique que sobra
Juntos. Siempre nos imaginé juntos; siempre me imaginé junto a ellos cinco y no acá abandonado. No entiendo por qué me ignoran; sé que saben que existo, los perturbo, los fastidio. Soy el zumbido constante en sus oídos, y me encanta serlo.
Una vez los vi salir en fila de una casa: uno tras otro llamaban la atención parados en fila delante a la puerta. Querían ser vistos, les gustaba la idea de que todo el mundo supiera sus pasos, incluso yo.
Conozco todo de Los Cinco; soy como un gato cauteloso espiándolos, me escurro entre las sombras para saber todo de ellos. Ya que no me dejan pertenecer, me alcanza con perseguirlos e irritarlos cuando notan que estoy observando sus pasos, aunque no sepan quién soy. No comprendo por qué no aceptan ser uno más, tampoco el porqué de su constante agrupamiento: debe ser agotador hacer las mismas cosas siempre juntos, todo el tiempo. Igual, muero por estar ahí.
A veces me dan codazos para alejarme, algunas otras me respiran en la cara; me miran de reojo pero no me hablan, no quieren darme explicaciones. Voy a continuar siguiéndolos, tengo la esperanza de que, algún día, les estorbe tanto mi presencia que tengan que hablarme. Ellos están siempre juntos, inseparables como los dedos de la mano, mas deseo que algún día seamos seis.
Hipertexto al cuento "Comunidad" de Kafka.
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