Habrá mil maneras para caminar.
El tiempo está en todo. El tiempo es uno, es la vida, son los segundos que corren y que cada vez parecen hacerlo más rápido… ¿Por qué los años parecen avanzar cada vez con más apuro? ¿Por qué me siento tan alejada de mi infancia pero estoy más cerca de ella que de la vejez? ¿Tendrá que ver con madurar? ¿Con crecer?
Es raro, mientras uno añora ser cada día más sabio, cada minuto más inteligente y menos ignorante, el tiempo pasa y deshace a mansalva.
¿Se podrán incorporar contenidos gracias a la simbiosis? Cuando leer me aburre siento que pierdo el tiempo: me contradigo pero vivo con la dialéctica de “perder el tiempo” leyendo queriendo, al mismo tiempo, saber más y más y más: insaciable.
Cada etapa de la vida es una transición, cada paso es un obstáculo superado y no hay forma de verlo de otra manera; tal vez peque de soberbia pero si uno cree que la vida es color de rosa no disfruta, no goza y tampoco vive.
Hay semanas que pasan más rápido que otras, quizás sea por la cantidad de cosas que hago en el día, quizás porque exploto al máximo cada minuto y trato de disfrutar hasta cuando duermo. Soy hiperactiva hasta el cansancio y creo que me juega en contra; no se pueden hacer mil cosas a la vez y que todas salgan como uno espera.
Dicen que no hay rosas sin espinas; ¿será cuestión de chocarse contra una pared para aprender y progresar?
Como dice Paulo Coelho(1), aunque algunos puedan tildarlo de autoayuda barata: “Si permaneces esperando el momento ideal, nunca saldrás de donde estás; es preciso un poco de locura para dar el próximo paso”. Progreso, crecimiento, avance: ¿deterioro?
Es crucial avanzar solo como, de la misma manera, hacerlo acompañado. La familia, se supone, acompaña, apoya y a la vez contradice; las parejas también, al igual que los amigos: uno no puede caminar sin el sustento emocional y psicológico de otra mente que haga de bastón.
Pienso en los locos: tengo mi teoría de que se vuelven dementes y sicóticos debido a la carencia de afecto (tendré que estudiar psicología para adentrarme en el tema), la falta de música, de voces reales y de abrazos certeros.
Es de esta manera –sin música, oyendo tan sólo el silencio y necesitando verdaderos abrazos- cuando comienza la desolación, la crisis, lo gris.
En esos momentos en los que todo se vuelve en contra y uno desencaja completamente, cuando la vida no engrana, no sirve: ¿se sigue viviendo? ¿Cómo? De alguna manera habrá que continuar, repensando la manera de encarar el tiempo y de qué modo perder el miedo; tiempo, miedo: hay que razonar y tratar de ver las cosas de manera clara. “Es el miedo una pasión extraña y los médicos dicen que ninguna otra hay más propicia a trastornar nuestro juicio”. (2)
Cuando estamos desequilibrados no hay palabra alguna que nos haga sentir mejor, no hay profesional que pueda desacelerarnos ni melodía que amaine el pensamiento: se piensa, se maquina y continuamente nos encontramos inventando películas de gente que la pasa bien dentro de su mundo color rosa, vive contenta y el paso del tiempo no la destruye: ¿cómo es que una fantasía diurna puede traer a la conciencia el imposible ideal?
Ser fuerte, centrado, inalterable...
“La virtud de la prosperidad es la templanza; la virtud de la adversidad es la fortaleza, que en moral es virtud más heroica” (3); templanza, fortaleza, templanza, fortaleza (repito, tal vez así me camufle con el texto y logre llevar a la práctica toda la reflexión)...
¿Entonces? Si vivir sin la compañía de alguien no es vivir, si gozar sin superar obstáculos no es disfrutar, si ser feliz se trata de ver el lado bueno a lo que parece no tenerlo, ¿cómo puede haber gente que sufra? Si fuéramos todos risueños soñadores que aguardan ilusos el momento triste para sentirse mal, ¡qué feo sería! Todos perfectos humanos esperando el momento exacto para hacerse notar por estar triste y no como al contrario sucede: humanos no perfectos, con problemas universales, que quieren destacar gracias a su sensato, pero inesperado, buen humor y así contagiarlo y hacer olvidar los perfectos problemas universales de los demás.
Es una cuestión de tiempo: el tiempo todo lo cura. ¿Cuánto hará falta para sanar del todo? ¿Habrá que mantenerse ocupado así los minutos corren más rápido y la receta llega cuando no se la espera? ¿Existe remedio cuando se tocó fondo? Resurgir como el Ave Fénix, ¿servirá de algo? ¿Alguien reconocerá el esfuerzo que se gasta al revivir?
El tiempo pasa, deshace pero remienda, desordena pero integra, envejece pero incorpora. El tiempo es libre mientras estés ocupado en algo, el tiempo es de uno pero, mientras seas parte del sistema, es de otro. “En el tiempo libre se prolonga una esclavitud, que, para la mayoría de los hombres esclavizados, es tan inconsciente como la propia esclavitud que ellos padecen”. (4)
La solución no es escaparse, no es esquivar ni evadir; la solución es enfrentar, confrontar y saltar el obstáculo que nos impide seguir. Esas personas, las que siguen pese a la derrota, las que encuentran la forma de salir de la profundidad, las que luchan y no borran su sonrisa, son las dignas de ser llamadas lindas, no en el sentido literal de la palabra sino en el más figurativo que pueda haber.
Ojala el mundo estuviera lleno de gente linda, de personas que, aunque felices, hayan vivido tan intensamente que la vida se les haya pasado en un abrir y cerrar de ojos.
Se me vino a la mente mi abuela -por no decir los abuelos- : persona mitad sabia, mitad cariño con olor a caramelo, color lila y gusto a vainilla. Ellos sí que disfrutan la vida… ¿Será cuestión de que saben que les queda poco tiempo y que tienen que disfrutarlo al máximo? ¿Por qué no disfrutaremos de lo que tenemos antes de perderlo?
¿Por qué nadie aporta su cuota de optimismo para salvar el día? Pensar que con tan poco podemos hacer tanto por el otro: alegrar el día con una sonrisa, una ayuda, un gesto o una mirada puede satisfacernos más de lo que pensamos; tal vez leer una frase que cambie nuestra perspectiva: “Tal es el orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede depender de su torpeza”. (5)
El tiempo, así como hace al ignorante, al orgulloso y al arrogante, hace al reflexivo, al prudente, al sabio y al sonriente.
Será parte de uno entender de qué va la vida, cómo afrontarla y cómo entenderla; no será cuestión de que se la comprenda tarde y darse cuenta que el tiempo ya pasó. Tampoco hay que creer que uno ya vivió todo: la vida es como una caja de Pandora,
sólo hay que darle el tiempo para que nos sorprenda y nos ponga un obstáculo en el camino, al habrá que saltar para seguir caminando.
(1) Coelho, Paulo, “Manual del guerrero de la luz”, Planeta, 1997.El tiempo está en todo. El tiempo es uno, es la vida, son los segundos que corren y que cada vez parecen hacerlo más rápido… ¿Por qué los años parecen avanzar cada vez con más apuro? ¿Por qué me siento tan alejada de mi infancia pero estoy más cerca de ella que de la vejez? ¿Tendrá que ver con madurar? ¿Con crecer?
Es raro, mientras uno añora ser cada día más sabio, cada minuto más inteligente y menos ignorante, el tiempo pasa y deshace a mansalva.
¿Se podrán incorporar contenidos gracias a la simbiosis? Cuando leer me aburre siento que pierdo el tiempo: me contradigo pero vivo con la dialéctica de “perder el tiempo” leyendo queriendo, al mismo tiempo, saber más y más y más: insaciable.
Cada etapa de la vida es una transición, cada paso es un obstáculo superado y no hay forma de verlo de otra manera; tal vez peque de soberbia pero si uno cree que la vida es color de rosa no disfruta, no goza y tampoco vive.
Hay semanas que pasan más rápido que otras, quizás sea por la cantidad de cosas que hago en el día, quizás porque exploto al máximo cada minuto y trato de disfrutar hasta cuando duermo. Soy hiperactiva hasta el cansancio y creo que me juega en contra; no se pueden hacer mil cosas a la vez y que todas salgan como uno espera.
Dicen que no hay rosas sin espinas; ¿será cuestión de chocarse contra una pared para aprender y progresar?
Como dice Paulo Coelho(1), aunque algunos puedan tildarlo de autoayuda barata: “Si permaneces esperando el momento ideal, nunca saldrás de donde estás; es preciso un poco de locura para dar el próximo paso”. Progreso, crecimiento, avance: ¿deterioro?
Es crucial avanzar solo como, de la misma manera, hacerlo acompañado. La familia, se supone, acompaña, apoya y a la vez contradice; las parejas también, al igual que los amigos: uno no puede caminar sin el sustento emocional y psicológico de otra mente que haga de bastón.
Pienso en los locos: tengo mi teoría de que se vuelven dementes y sicóticos debido a la carencia de afecto (tendré que estudiar psicología para adentrarme en el tema), la falta de música, de voces reales y de abrazos certeros.
Es de esta manera –sin música, oyendo tan sólo el silencio y necesitando verdaderos abrazos- cuando comienza la desolación, la crisis, lo gris.
En esos momentos en los que todo se vuelve en contra y uno desencaja completamente, cuando la vida no engrana, no sirve: ¿se sigue viviendo? ¿Cómo? De alguna manera habrá que continuar, repensando la manera de encarar el tiempo y de qué modo perder el miedo; tiempo, miedo: hay que razonar y tratar de ver las cosas de manera clara. “Es el miedo una pasión extraña y los médicos dicen que ninguna otra hay más propicia a trastornar nuestro juicio”. (2)
Cuando estamos desequilibrados no hay palabra alguna que nos haga sentir mejor, no hay profesional que pueda desacelerarnos ni melodía que amaine el pensamiento: se piensa, se maquina y continuamente nos encontramos inventando películas de gente que la pasa bien dentro de su mundo color rosa, vive contenta y el paso del tiempo no la destruye: ¿cómo es que una fantasía diurna puede traer a la conciencia el imposible ideal?
Ser fuerte, centrado, inalterable...
“La virtud de la prosperidad es la templanza; la virtud de la adversidad es la fortaleza, que en moral es virtud más heroica” (3); templanza, fortaleza, templanza, fortaleza (repito, tal vez así me camufle con el texto y logre llevar a la práctica toda la reflexión)...
¿Entonces? Si vivir sin la compañía de alguien no es vivir, si gozar sin superar obstáculos no es disfrutar, si ser feliz se trata de ver el lado bueno a lo que parece no tenerlo, ¿cómo puede haber gente que sufra? Si fuéramos todos risueños soñadores que aguardan ilusos el momento triste para sentirse mal, ¡qué feo sería! Todos perfectos humanos esperando el momento exacto para hacerse notar por estar triste y no como al contrario sucede: humanos no perfectos, con problemas universales, que quieren destacar gracias a su sensato, pero inesperado, buen humor y así contagiarlo y hacer olvidar los perfectos problemas universales de los demás.
Es una cuestión de tiempo: el tiempo todo lo cura. ¿Cuánto hará falta para sanar del todo? ¿Habrá que mantenerse ocupado así los minutos corren más rápido y la receta llega cuando no se la espera? ¿Existe remedio cuando se tocó fondo? Resurgir como el Ave Fénix, ¿servirá de algo? ¿Alguien reconocerá el esfuerzo que se gasta al revivir?
El tiempo pasa, deshace pero remienda, desordena pero integra, envejece pero incorpora. El tiempo es libre mientras estés ocupado en algo, el tiempo es de uno pero, mientras seas parte del sistema, es de otro. “En el tiempo libre se prolonga una esclavitud, que, para la mayoría de los hombres esclavizados, es tan inconsciente como la propia esclavitud que ellos padecen”. (4)
La solución no es escaparse, no es esquivar ni evadir; la solución es enfrentar, confrontar y saltar el obstáculo que nos impide seguir. Esas personas, las que siguen pese a la derrota, las que encuentran la forma de salir de la profundidad, las que luchan y no borran su sonrisa, son las dignas de ser llamadas lindas, no en el sentido literal de la palabra sino en el más figurativo que pueda haber.
Ojala el mundo estuviera lleno de gente linda, de personas que, aunque felices, hayan vivido tan intensamente que la vida se les haya pasado en un abrir y cerrar de ojos.
Se me vino a la mente mi abuela -por no decir los abuelos- : persona mitad sabia, mitad cariño con olor a caramelo, color lila y gusto a vainilla. Ellos sí que disfrutan la vida… ¿Será cuestión de que saben que les queda poco tiempo y que tienen que disfrutarlo al máximo? ¿Por qué no disfrutaremos de lo que tenemos antes de perderlo?
¿Por qué nadie aporta su cuota de optimismo para salvar el día? Pensar que con tan poco podemos hacer tanto por el otro: alegrar el día con una sonrisa, una ayuda, un gesto o una mirada puede satisfacernos más de lo que pensamos; tal vez leer una frase que cambie nuestra perspectiva: “Tal es el orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede depender de su torpeza”. (5)
El tiempo, así como hace al ignorante, al orgulloso y al arrogante, hace al reflexivo, al prudente, al sabio y al sonriente.
Será parte de uno entender de qué va la vida, cómo afrontarla y cómo entenderla; no será cuestión de que se la comprenda tarde y darse cuenta que el tiempo ya pasó. Tampoco hay que creer que uno ya vivió todo: la vida es como una caja de Pandora,
sólo hay que darle el tiempo para que nos sorprenda y nos ponga un obstáculo en el camino, al habrá que saltar para seguir caminando.
(2) Montaigne, Michel, “Del miedo”, en Ensayos, Estudio preliminar de Ezequiel Martinez Estrada, Barcelona, Océano, 1999.
(3) Bacon, Francis, “De la adversidad”, en AAVV, Ensayistas ingleses, México, C.A., 1992.
(4) Adorno, Theodor W., “Tiempo libre”, en Consignas, Buenos Aires, Amorrortu, 1993.
(5) De Larra, Mariano J., “Vuelva usted mañana”, en El Pobrecito Hablador, 1833.