jueves, 26 de diciembre de 2013
Hablemos de la cobardía.
No hacer algo que uno quiere, ¿es de cobarde?
Si no escribo porque no quiero que nadie me lea, ¿soy cobarde?
Si no quiero cambiar de canción, si no quiero dejar de escribir, si no quiero tomar ninguna decisión, si no quiero guiarme por lo que mi corazón está gritando, si no quiero abrir los ojos por miedo...
Apoyo fervientemente ser feliz a pesar de todo, encontrar las cosas buenas, ver el lado lleno a la vida pero si no lo puedo llevar a la práctica entonces de qué me sirve.
Soy cobarde. Me siento un perro mojado abajo de la lluvia de verano: la que no refresca, la que moja, molesta, llena todo de rico olor y te deja tirado en el medio de la nada, pensando qué hacer, anticipándose al viento.
No hacer algo que uno quiere, ¿es de cobarde?
Si no escribo porque no quiero que nadie me lea, ¿soy cobarde?
Si no quiero cambiar de canción, si no quiero dejar de escribir, si no quiero tomar ninguna decisión, si no quiero guiarme por lo que mi corazón está gritando, si no quiero abrir los ojos por miedo...
Apoyo fervientemente ser feliz a pesar de todo, encontrar las cosas buenas, ver el lado lleno a la vida pero si no lo puedo llevar a la práctica entonces de qué me sirve.
Soy cobarde. Me siento un perro mojado abajo de la lluvia de verano: la que no refresca, la que moja, molesta, llena todo de rico olor y te deja tirado en el medio de la nada, pensando qué hacer, anticipándose al viento.
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